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¿Te dije alguna vez
que nuestra realidad es juicio apenas
cuando el verbo confiesa palabras que han proscrito
lejos del corazón,
cuyo pulso presiente los latidos
de amor agonizante?
Es posible que no;
porque a veces los sueños
confunden los adverbios de lugar
transformando las voces de la noche
en un tenue quejido
que grita más allá de la razón
los ecos del ayer.
Sin embargo perdura
toda la insensatez
que acunó el lirismo
en nuestra intimidad,
y el tiempo hermafrodita de un reloj
derramándose oscuro
adentro de tu pelvis,
como la rebelión de un vientre sin fronteras
que ansía libertad.
Hoy escribo una carta para ti,
no hay nombre de mujer,
tan sólo mi versar destinatario
y un remite de sombra,
lacrado con el mármol de mi pecho
y el aliento en cenizas,
el labio todavía en tu calor...
(Detesto un final con letra fría, las sílabas de acero y un adiós)
Manuel M. Barcia
2 comentarios:
PRECIOSO!!! que mas!!!!
gracias!
un abrazo
lidia-la escriba
blog actualizado por si quieres pasar
Una maravilla. Abrazo.
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