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Ahora entiendo que Ítaca no fuera
la luz de mi destino.
Es preciso indagar el métis de Odiseo
para encubrir
la razón del auténtico placer que fue su desventura.
Mientras soy unicornio
caen del cielo los ángeles dormidos
a la emoción secreta del pecado,
donde fui mercader de la experiencia
de ser sin compañera prisionero de amor
en cárceles lejanas,
para aprehender las ilegalidades
de algún dios que pretenda,
metamorfoseándose otra vez en mil seres distintos
gobernar desde mí,
ahora Poseidón por mis rutas airado,
o cíclope sin voz en mis pestañas,
mirando alrededor
una vida sin nada que ofrecerme,
tan sólo un espacio que anidar,
pájaro sin vuelo;
con alas, no me hubiese tan partido.
Manuel M. Barcia
4 comentarios:
Te prefiero unicornio,
es mas bello.
Y además recompuesto tu verso
con el que disfruto.
(Aunque " mole" salir del tiesto"
un besito Manuel chiiissssssss
Hombre, lobo, unicornio... qué más da cuando dicta la musa el poema.
Gracias por venir.
Un beso.
Guauu tu si que tienes varios rostros, pero el que te define(para mi) es el de Hombre lobo unicorniado,jaja.
Mas allá de la broma, realmente es preciosa tu forma de expresar-te ;)
Mas besos
Gracias por tu voz en el regreso.
Un abrazo
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