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viernes, 25 de mayo de 2012

LLUVIA, AL FIN Y AL CABO



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El agua de la fuente cristalina
y manantial

y luego torrentera,

catarata que rompe,
arroyo más que río en el caudal

y ese delta de ti
que me ahoga la sed, de amor nos entumece,

lluvia, al fin y al cabo.




Manuel M. Barcia

6 comentarios:

BEATRIZ dijo...

Lluvia, magnifica lluvia que reaviva.

Manuel, es un poema musical...fluye.

Saludos.

Unknown dijo...

Gracias por traer la paradoxia hasta aquí, Beatriz, por leer en los sueños.

Un abrazo.

Marinel dijo...

La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.

Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.

Son dos estrofas del poema Lluvia de Federico García Lorca.
Me encanta y tu poema me lo trajo a la memoria,pero es demasiado largo para ponerlo todo aquí.
Otro besito.

Anónimo dijo...

Sigue lloviendo sobre mojado Manuel.

Besos

Unknown dijo...

¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!


Sí, Marinel, es hermoso el poema de Lorca, pero que yo, esa lluvia no merezco.


Un beso

Unknown dijo...

pero descampará, siempre lo hace.

Un beso