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No temo la dureza de los versos
que apuñalan papel
con lápiz de carbón
en la interioridad de mi silencio,
excepto lo que sangra en el dolor
mentiras increíbles.
No hay nada que perder
en los tiempos que giran abstracciones,
si hubiera algo de mí
en esas impiedades que confieso,
tan lejos de mujer,
para encontrar la luz
cuando todo es olvido en la memoria,
y quedan solamente en el hastío
rituales de amor
que rezo con la mansa indiferencia
de quien busca a los solos
en templos de perdón,
sin que existan en mí otros rencores,
ni angustia, ni placer,
tan sólo libertad en lo que pienso
lugar para la esencia:
Sentir mi corazón al margen de las sombras,
si en los otros ya urde la maldad
y quieren destruirme con su fuego,
pretendiendo que arda en sus cenizas
raíces de temblor del frío de un cadáver
que finge, no desea.
Manuel M. Barcia
2 comentarios:
Siente, siente tu corazón al margen de las sombras. Hay puede estar seguro.
Abrazos.
Mejor un cubre-sombras que un corazón partío... ¿o no, Amando?
Gracias por venir.
Un abrazo.
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