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Almas resplandecientes
tupían en la furia
los cielos quebrantados por el rayo
y los pies de la escarcha.
Sobrante de la luz
mi piel en tu silueta,
espejo de la sombra inalcanzable,
salvaje casi,
a solas.
Así la certidumbre de la noche
cuando expiran los sueños
y el ángel de lo eterno me conforta.
Tú tejes con pasión
unos guantes de lana,
cabía el invierno entre mis manos,
contigo, amor,
también nuestros ardores.
Manuel M. Barcia
Poema del día: "16 de abril de 2006", de Nigar Nadir (Kurdistán, 1980)
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Dentro de otros cien años,
¿en qué parte del mundo
caerá el polvo sobre nuestras tumbas, querido?
Abre tus brazos para que
pueda olvidar la muerte otra vez...
Hace 3 horas
2 comentarios:
Una noche especial por varios sentidos.
En mis manos cabían todas las primaveras, solo faltaron los guantes para que las espigas no dejen tan profundas huellas.
Un beso
Gracias por dejar tu huella en estos versos.
Un beso.
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