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Los ecos del placer
asolan el umbral de los sentidos,
orquestados de ausencia,
la música que gime
arias inolvidables.
Apenas hay memoria en tu voz,
el grito es más intenso cuando sueña
lagunas en las sienes
y ríos que se adentran como un vals,
danzables, vientre adentro.
Ardimos en su ayer
deseos encendidos junto al sol,
melodías antiguas sin tristeza,
el tacto, un ruiseñor,
trinos al viento.
Manuel M. Barcia
Poema del día: "Sombra sobre la ciudad", de Nina Kossman (Rusia, 1972)
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La sombra de Elena sobre las rocas de Troya
todavía amenaza a los griegos,
los agobia con los más altos impuestos;
la amada arranca del amante:
calidez de ...
Hace 11 horas
2 comentarios:
Hay momentos que inevitable(mente) son in(olvidables)
Besos
Como un rito sensual de lo prohibido, sí.
Un beso
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