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A mi musa,
venida por los cauces de la luz,
llovizna bajo cielo.
Gracias por la luz.
Contigo la escritura se estremece
y despierta
caricias de ilusión,
el labio de una musa por mi piel,
su canto a vuelapluma.
En instantes que brillan noche apenas,
mi gratitud también
por ser lumbre del fuego,
episodio en la sed
y mostrar lo invisible del amor
cuando calla el poema.
Y gracias por arder mi corazón,
la llama,
ese instinto de ti
que nunca ciega.
Manuel M. Barcia
Poema del día: "Última temperatura corporal", de Zhou Sese (China, 1968)
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mamá aún está caliente
mientras siga
teniendo ese calor
todavía no soy un huérfano
nosotros dos, madre e hijo
acostados en el lecho del monte Li
yo palpand...
Hace 8 horas
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