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Vendrán a mi ventana mensajeros del sol.
Mundos inexplorados
hasta ser viento en mí,
frontera en la señal de tan largo viaje.
No habrá cartografía de impostura,
sino su resplandor,
transmitiendo los nuevos horizontes
que yo he de expandir:
Asteroides con sueños legendarios
capaces de volar
el latido de dios en la memoria,
del cosmos al sustento de mis alas.
Allí seré testigo de la luz,
como un ave que puede remontar
abismos de silencio,
rodeado de ángeles altivos,
tal vez algo de gloria,
o un milagro
para escribir los versos
sin canes del averno que me ladren
en cada inspiración,
sepultando mi fin predestinado.
Manuel M. Barcia
Poema del día: "Última temperatura corporal", de Zhou Sese (China, 1968)
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mamá aún está caliente
mientras siga
teniendo ese calor
todavía no soy un huérfano
nosotros dos, madre e hijo
acostados en el lecho del monte Li
yo palpand...
Hace 7 horas
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