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Eres agua y arcilla en las heridas
que duelen tras el paso de mis sueños
por el lecho sombrío del olvido.
No es un acto mesiánico crearte.
Sigues siendo teoría en la materia,
eso dictan las leyes ajenas al espacio
del tiempo que no somos,
que imagina y modela la luz en otra forma,
extendiendo a mi lado la memoria
heredada de aventuras que fueron.
Y ahora te recreo en lo intangible,
te acaricio despacio,
amasando tu carne entre miedo y cortejo,
para saber que existes
de las manos de un dios que te origina
y muere en el presente de tu sombra
proclamando la edad de lo invisible.
Manuel M. Barcia
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Hace 1 hora
2 comentarios:
Qué hermoso poema, Manuel. Sutil, delicado, sugerente.
Un abrazo de meiga soñadora
Ana
Haces de lo invisible, contemplación y sensibilidad en la secillez de mis palabras, meiga.
Gracias por el regalo de tu magia una vez más.
Un beso
Manuel
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