Ladrón y clandestino
tomé de las palabras la verdad
oculta en las raíces de la lengua
que tuviera la sed en su semilla
y al fuego en el vientre encarcelado
¿Por qué su posesión
si los sueños que germinan la luz
son sílabas que nunca se aparean
en la cautividad?...
De la muerte os libero,
despedidme de sombras y poemas
que fueron en mi lápida epitafio
y del alma la música y réquiem
Y vuelvo a ser mortal,
hipótesis de mí, crepúsculo y albedrío,
salvaje abecedario
escrito con los signos escarlata
y letras de pasión
que son contradicción de toda regla,
lo falso y verdadero a la vez.
Manuel M. Barcia
2 comentarios:
La eterna dicotomía universal, sí señor.
Un abrazo
Marian
Ya Sócrates, decía, Marian...
Gracias por venir.
Un beso
manuel
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