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sábado, 20 de marzo de 2010

UN PACTO CON EL MIEDO Y LA ESPERANZA



Aún escucho los gritos de dolor
del campo de exterminio

Renovados fantasmas
aturden mi conciencia
trayendo el genocidio
desde la oscuridad hasta mi mente

Y el lamento era vida,
un clamor de justicia suplicado,
un pacto con el miedo y la esperanza,
la triste aceptación de la desdicha
dictada por esvásticas razones

Y miro avergonzado ante el espejo
los signos de pureza en mi piel
carentes del motivo que supone
no ser más que el estiércol
de las fosas comunes
que miles de esqueletos evidencian
podridos bajo el sol

Y rezo una oración en mis adentros,
sin ruegos ni preguntas,
que llegue hasta los límites del alma
de las etnias sin patria que formaron
judios y gitanos,
eslavos, comunistas, disidentes,
los discapacitados,
o aquellos declarados
como homosexuales
que fueron la razón del holocausto
en mis lazos de sangre.



Manuel M. Barcia

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