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Aullemos el silencio sin mordazas.
Vamos a quebrar la luz en los espejos,
las puertas de cristal
que abren las fronteras aún insomnes
de mi cuerpo en tu cuerpo.
Guíame tú, oído del deseo
que te nutre tan hondo, que dispersa
la savia de nosotros por tu piel
con ecos del diluvio.
Manuel M. Barcia
Oh brisa celestial de tu ausencia
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En el crepúsculo
De un amor sublime
Me regocija el hecho
De ser un poema en la memoria
Y una caricia en sus piernas
Un delirio...
Hace 54 segundos
2 comentarios:
Muy bello, Manuel:
Te dejo un beso
Ana
Gracias por venir, meiga.
Un beso
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