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lunes, 26 de septiembre de 2011

LA CAÍDA DE LOS DIOSES

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Intuías, dolor,
que nadie velaría nuestro duelo
cuando el cuerpo es holganza de lo amado.

Supimos que la vida terminaba,
la que nos sabe huidizos
mientras arde la alquima en su muerte
y crece hasta la cúspide del frío
la raíz insaciable del silencio.

Y fuimos arenisca del diluvio,
del fuego la ceniza,
el cieno en la caída de los dioses.




Manuel M. Barcia

4 comentarios:

Leticia dijo...

Bello poema, lamento por la ausencia, por ese esperado fin tan incierto. Siempre con la mirada del oficio del poeta.
Mi cariño de siempre Manuel.

Unknown dijo...

Mi abrazo air-hasta-México, Leticia, y mi más sincero agradecimiento por tus días de amistad.

Un beso

Ana Muela Sopeña dijo...

Hermoso, aunque triste poema, Manuel.

Te dejo un abrazo de meiga
Ana

Unknown dijo...

Los atardeceres son tristes... ¿ y qué?

Hay en su crepúsculo universos de belleza, meiga.

Un beso