Como máscaras de luz,
colores fantasmales desvanecen
la antigua sinrazón de su alegría
Escenas de nostalgia allí tumbada
se anudan a palmeras que contemplan,
altivas en su oasis,
paisajes del desierto que aún respira su esplendor
Y sostienen dos vidas.
Imaginan la arena,
impasible en batallas, sin héroes ni vencidos,
bajo un cielo estrellado
donde tal vez los pájaros trinaron
Y pueden sentir
el temblor de la noche,
tan quieta y agazapada en el silencio
que no le importa soñar
los días de la lluvia tras las dunas.
Manuel M. Barcia
Poema del día: "El gallo ronco 4", de Carlos Latorre (Argentina, 1916-1980)
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Ningún plasma revelará su secreto de nido de escorpión, y cuando yo pienso,
hay criaturas condenadas a morir. Sin embargo nadie puede pedirle a un
hombre...
Hace 12 horas
2 comentarios:
Después del desierto viene la luz, Manuel.
Bellísimos versos para sobrevivir entre las sombras.
Un beso de meiga soñadora
Ana
Tus formas de espejismo se confunden con el cielo en las dunas del desierto, meiga.
Gracias por colorear de luz estas arenas.
Un beso
Manuel
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