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sábado, 6 de marzo de 2010

HECHIZOS, AQUELARRES Y CONJUROS



No es que el Mal de Ojo me preocupe
después de que la bruja tejiese un amuleto
atado en siete nudos
que protege de males y codicias
cuando tras la mirada del deseo
se esconden los hechizos de un conjuro

Sin embargo, he bebido
diez vasos de aguardiente en la queimada.
Y en la herboristería
me dieron dos recetas con hinojo,
semillas de jacintos y castañas de Indias
y un diminuto puño de azabache
por si no pasa el agua
o se filtra la sed en sus enigmas

Porque a veces conviene defenderse
del meigallo y del asombramiento,
-tan sólo por curar el engañido-,
sin ungüentos ni aquelarres de meigas
cuando son efectivos
la ruda, el beleño y la cicuta
si no encuentra su antídoto el placer

Y así me puedo asir
a las alas de mis supersticiones
sin temor a caerme
cuando vuela la magia en nuestros cuerpos
sombreando la luz en perfiles del aire
para ser en tu rito tan adentro,

travestido de lluvia que amanece.



Manuel M. Barcia

2 comentarios:

Ana Muela Sopeña dijo...

Ufffff, qué buen poema, Manuel.

Magnífico y muy original.

Me encantó

Realismo mágico
Enhorabuena
Un beso
Ana

Unknown dijo...

Me alegra mucho que te guste, meiga.

un beso
Manuel