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Son
las letras que componen un poema
oyen
como fluyen los versos.
Deberían venir, como hacen siempre,
nacaradas del sueño que borda en las palabras
una musa temprana con juventud fingida.
Pero esta noche, no,
porque busco bajo mis soledades
algún destinatario capaz de comprender
mi universo, mi sentir provinciano.
No hay vergüenza al decirlo,
ni tampoco lesiones al orgullo
cuando soy el perfil de la única sombra
que tilda el alfabeto de mis dudas.
Acaso seas cómplice de mí,
o luz en tu conciencia,
tal vez sepas leer entre estas líneas
ojos de amanecer en el olvido,
las huellas invisibles que la inocencia deja
cuando la Poesía
es dueña iluminada de su historia
y sella el destino con silencio.
Manuel M. Barcia
El deslumbramiento
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El canto en las arterias que agita la sangre
con melodías que bullen
como ángeles festivos
por el andén de mi cuerpo.
Un ardor de llama en la lu...
Hace 10 minutos
4 comentarios:
Ser cómplice...
poder ser luz...
Solo sé que eres grande, que tu poesía va dejando huella.
Un abrazo.
Mavi
Tu sigue escribiendo, que ya vendremos nosotros a leerte.
Esta fuente que mana, y no cesa, no puede callarla ni siquiera un destino con silencio.
Un poema especial, sin duda.
Un abrazo.
Gracias por tu gran complicidad entre mis versos, Mavi.
Un abrazo
Si no fueras poeta... diría que me las tengo que ver con los de Hacienda... jaja
Gracias por tu continuo estar, Perfecto.
Un abrazo grande.
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