Un búho que no canta le acompaña
donde anida el cemento de la acera
el tiempo insoportable del olvido,
entre ratas, cartones y miseria
Sembrada en las heridas del ocaso
la noche se detiene en su hemorragia,
sin embargo aún persiste la inútil fantasía
de aferrarse al destino remediable
invistiendo de luz sus ataduras
con nudos invisibles de esperanza
Un vestigio de sombra
sonríe entre las llamas de nostalgia
cuando el hombre indigente
es cuerpo transparente entre los sueños,
y emerge de la calle un himno triste,
con trinos de silencio que fluían
subiendo del asfalto hasta su oído.
Manuel M. Barcia
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Hace 3 horas
2 comentarios:
Magnífico poema, Manuel.
La desolación, la indigencia, la calle, la soledad....
Todo muy bien expresado.
Te felicito
Un beso de meiga
Ana
Gracias por tu voz amiga en las noches de indigencia, Ana.
Un beso
Manuel
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