No es fácil traspasar en el espejo
la ilusión de tu cuerpo a la deriva
en la orografía de la sombra
La bruma es un reflejo inabarcable
entre sueños que cruzan
el espeso hermetismo de la nada
Y sin embargo,
reclamo el sonido que se esconde
en la música turbia de tu imagen
Estamos tan cercanos, y tan lejos a la vez,
que avanzan extensiones de lo eterno
burlándose de mí por los atajos
El ojo de la noche es el silencio,
su mirada, la linde del espacio
donde se hayan sepultas mis quimeras
Allí caben siluetas,
incluso tu espejismo
que vírgen resplandece en amor fósil
Tendré que hacer del aire una frontera,
y del viento un ataúd,
sin asideros,
para que duerma el dolor,
para aferrame a ti sin armadura,
y pueda reflejarme en el deseo
volando mi retina en tus señales.
Manuel M. Barcia
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Hace 3 horas
2 comentarios:
Las quimeras inundan tu poema con la belleza del origen, Manuel.
Un beso enorme de meiga soñadora
Ana
Gracias por volcar tu retina más allá de la materia de la nada, meiga.
Un beso
Manuel
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