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domingo, 14 de noviembre de 2010

BIBLIO-INEXISTENCIA



No siempre ser poeta,
supone hilvanar el interior
con toda la materia intangible
que bordan los renglones del papel.

Unos copos de nieve
giran de vez en cuando
fractales del invierno en su blancura,
y juntos, con la nada en mis pupilas,
palidecen la luz del alfabeto.

Y cae la oscuridad sobre mis sienes,
tan yerma, infinita,
como un lazo de sangre que teje desencuentros.

Y sobre un paisaje desolado,
las hojas de ciprés
se trenzan inviolables,
madejando mortajas de silencio
en las sílabas muertas

Mientras en cada verso,
el aura del juicio se descose.



Manuel M. Barcia



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