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Nacían en mi sombra
los versos de un poema
con los endecasílabos ardientes
en la luz embrujada de los sueños.
Tenía ese ligero tinte azul
previo al fuego y la lluvia
que dan el apogeo al arco iris
cuando el cielo descubre sus jardines.
¿Con qué conjuro vuelas por lo eterno?
¿Qué magia es capaz de convertir
las estrellas sin nombre
en pájaros de sed crepuscular?
Probablemente fueras tú quien lo escribiera,
trayendo desde el sol atardeceres
hasta mí; seducido por su encanto.
¿Y quién si no así me hechizaría?
Me habita un sortilegio de cristal
sin alma que lo abreve.
Manuel M. Barcia
Un atisbo imaginario
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La sucursal de mis deseos
Está vacía
Y la ubicación de la escritura
Un poco extraviada
No puedo dejar a un lado
El equilibrio del deseo
Y l...
Hace 10 horas
4 comentarios:
Brutal de bueno...
Un beso de meiga
Ana
Me alegra que te guste esta sueño-inspiración, meiga.
Un beso
Manuel
Toda ensoñación tiene vida propia
y posee un alma que lo abreva.
Muy bello,Manuel!
ABRAZOS POÉTICOS.
Me alegra que te guste, Elsa.
Gracias por tu cálido comentario.
Un abrazo
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