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jueves, 24 de febrero de 2011

NADIE FRENTE A MÍ



El espejo me mira
desvergonzadamente.

Observa la textura de mi piel,
se enreda en su reverso,
delata sin piedad mi transparencia,
insiste y no se va.

Odio que me desnuden,
que juzguen mi pudor
cruzando lo invisible que me oculta
los ojos de metal
imantados con polos reversibles.

Detesto ser la imagen que reflejo
cuando filtro mi sombra en los vitrales
y un rostro se fragmenta
en medio de la nada existencial
con siglos de una edad nunca vivida.

Maldigo las razones que me llevan
a ser falso testigo
en este ordenamiento procesal
de mí sin juramento.

Sin embargo, me dejo examinar:
porque sé cuanto envidia mis poderes,
lo grácil de la luz en mis adentros
cuando veo, cerrando las pupilas,
estrellas que viajan soñando amaneceres,

y en la noche que anuncia su destino,
a nadie frente a mí.



Manuel M. Barcia

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