Vivía en un mundo de diseño,
con nubes seductoras carentes de algodón,
en medio de los vientos hacia ninguna parte.
Tenía por mascota un ente virtual,
varios juegos de rol
y autómatas de tiempo programable
flexibles al entorno según ambientación.
Quería ser guionista de Star Treck,
viajar las dimensiones siderales
en busca de destinos aún por descubrir.
Murió atropellado por un niño
que iba velozmente cabalgado
a lomos de sus piernas,
no fuera que un centauro le alcanzase.
Escrito en su epitafio se leía:
¿Por qué?
Manuel M. Barcia
Una carcajada de locura
-
Hoy sonreí
a las tinieblas del silencio.
Y la noche se hizo día,
y los días se volvieron eternos.
La sabiduría se afinó,
y la mentira...
Hace 4 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario