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Quizá todo lo dicho
en estos mil poemas
sea lo que las musas quisieron inspirar
antes de declararse en rebeldía,
para ser libertad entre las sombras
que siembran de papel en blanco mis ideas.
El fin perece amable,
sabedor de que soy sólo un poeta
apenas sin aliento,
agotado en la búsqueda tenaz
de una parte de mí
brocada por edades de otro tiempo
que fueron en mi alma versos y mansedumbre.
Tinto de soledad
este inmenso placer
de haber sido palabra
en embrujos de fuego;
también dolor en otros
y ofensa y sinrazón
y paz y luz y muerte,
y a veces el desdén
de aquello que soñaba en lo amado.
Manuel M. Barcia
El deslumbramiento
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El canto en las arterias que agita la sangre
con melodías que bullen
como ángeles festivos
por el andén de mi cuerpo.
Un ardor de llama en la lu...
Hace 3 horas
4 comentarios:
FELICIDADES.
Mavi
El poema es fantástico, Manuel.
Cada día tu pluma crece más y más y más...
Ayer el poeta Perfecto Herrera me dijo que eras uno de los firmes valores de la red, al menos de lo que él había leído por aquí. Me confesó adoración por tu poesía.
Beso de meiga
Ana
Gracias, Mavi. (Aunque no sé muy bien que celebramos...)
Un abrazo
Exageráis sin duda, meiga.
Pero gracias a ambos por apreciarme más de lo que valgo.
Un beso
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