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Vienes de los sueños habitados por la noche
que duermen las imágenes de abril,
espejismo de sol
en el espejo roto
donde amaron mis ojos siluetas de oscurana.
Llegas del extravío,
penúltima estación de los que buscan
el fractal del amor,
los límites extremos del árbol de la vida,
el viento que improvisa
el cosmos existente cuando tú nos llovías.
Es demasiado pronto,
temprano este equinoccio aún,
para desperezar el ojo que ilumina
el magma que desprende primaveras
cuando el fuego se incendia por mi sangre,
más hondo que tu herida.
Porque nunca habrá luz si eres sombra,
si yo he de libertar el ardor que te inflama
mordiéndo la sonrisa del otoño.
Manuel M. Barcia
El deslumbramiento
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El canto en las arterias que agita la sangre
con melodías que bullen
como ángeles festivos
por el andén de mi cuerpo.
Un ardor de llama en la lu...
Hace 3 horas
4 comentarios:
Preeeecioooosoooooo, Manuel.
Cada verso es una pequeña joya.
Te leo y te sigo
Un abrazo de meiga
Ana
Gracias por estas huellas de ti en mis humildes versos, meiga.
Un beso
tienes toda la raz'on, Ana
un abrazo, Manuel
Gracias por tu vuelo, Abril.
Un abrazo grande
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