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lunes, 20 de diciembre de 2010

DICIEMBRE / 2100



Los bosques están muertos y no hay rastro del mar.

Un árido horizonte me contempla
reflejando extensiones de yermos donde hubo
sembrados bajo un cielo que fue azul.

Es Diciembre del año dos mil cien.

Hace apenas un siglo,
los pájaros de luz eran presagio
de los amaneceres que giraban un mundo en armonía
antes de que las sombras
fueran la madreselva del olvido.

Muy pronto llegará la Navidad.

El Niño está jugando con la arena,
para ser el oasis
del agua que transforma los desiertos
en la lluvia de luz
con la que Dios bautiza el universo,

mecido en su portal de Nacimiento.



Manuel M. Barcia

2 comentarios:

Ana Muela Sopeña dijo...

Genial poema, Manuel.

Sin palabras

Un abrazo de meiga
y feliz navidad
Ana

Unknown dijo...

Aún en la mudez de tu palabra, eres grito futuro y sentimiento, Ana.

Un abrazo muy grande para ti y mi deseo de una Feliz Navidad para ti y los tuyos.

Manuel