Te amo cada día.
Me has tallado el alma
con azules que filtran desde el cielo
la esperanza de ser eternamente
tu luz en mi arcoiris,
el hilo de la lluvia que nos cose de seda
a un nudo emboscado de tropiezos
compartiendo amistad en lo difícil.
Habrá, seguramente,
más lágrimas vertidas.
A veces porque todo nos sonríe,
y otras, dejarán las huellas imborrables del dolor
que convierten al fuego en acero.
Y es que hubiese querido ser poeta,
transformar en palabras
los instantes que juntos compartimos,
hacer del extravío de los sueños
metáforas de ti,
o acerca de lo bello que supone tenerte
cuando vistes con lazos del amor
tu forma de mujer.
Sin embargo,
no son de poesía
los pasos que acostamos tan cansinos
de subir y bajar
azares de la vida con picos diferentes.
Tu patria es garantía
de huellas que se apilan en los años,
- tan hondas en la tierra-,
que asoman el vaivén de las caricias
con olas que florecen en el mar,
el mar tan tuyo y mío,
que nos lleva hacia dentro
despacio y ciegamente
cuando somos del beso primavera.
a Teresa.Manuel M. Barcia
4 comentarios:
Jejeje, veo que los silencios y la nada han dejado paso a otros universos.
Un abracísimo
Marian
Tal vez sean los pájaros celestes, su belleza o su altura, o las aves sin rumbo que vuelan sus quimeras en poesía...
Tiene razón la mar, Marian, en tu voz hay realeza y encanto, y la sonrisa amable de la eterna juventud.
Grácies per ser.
Otrísimo
Manuel
Teresa, tu eterna compañera, la quesube y baja, la que está siempre, la que todo.
Un abrazo así de grande para ambos.
Concha dixit.
Así de grande?... Te has puesto extensiones en los brazos? jaja
Mil gracias, Concha, las quinientas que a mí me corresponden, acompañadas de cangrejos y de mar.
Un beso
Manuel
Publicar un comentario