sábado, 11 de diciembre de 2010
INSTINTO ATEMPORAL
A pesar de tus huellas imborrables,
a pesar de la sangre malherida
que nunca cicatriza el corazón,
conservo el instinto atemporal.
Igual que los perdidos sin querencia,
tus labios son leales a mis besos,
imantan aún el fuego que dio llama de amor
a todo lo que ardía sin quemarnos.
Y tú sigues moviéndote en la sombra,
rozando el perfil de mis secretos,
con el calor a salvo del suicidio,
emboscando mi piel.
Manuel M. Barcia
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