Queridos compañeros del metal,
la mirra y el incienso:
Os he de confesar
que soy republicano.
Es por ello, tal vez,
que nunca había escrito anteriormente
un sueño tan real
con firma y nombre propio que se lea.
Confiaba, no obstante,
que fuerais portadores de la magia
o algún otro equipaje de ilusión,
cada vez que los hados de la infancia
fueron duendes burlones
el día seis de enero y en Navidad.
Y es por esto, que os pido,
un gesto de bondad,
o tan sólo un milagro que me oriente
cuando el sol evidencie mi estrella oscurecida
y cambie el corazón de decorado.
Manuel M. Barcia
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