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Qué difícil resulta
ser ángel de la guarda
en nuestro porvenir a ras de viento.
Enséñame a volar,
ese lento aleteo de tu piel
que se alza por las rutas del deseo
con la lluvia sumisa.
Y haz que recorramos
la distancia insondable de la entrega
también dentro de mí,
vencedores del freno que sujeta
el tiempo tutelar de los amantes,
suspensos en el aire,
tu cuerpo deslizándose veloz
hacia el vacío.
Manuel M. Barcia
El deslumbramiento
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El canto en las arterias que agita la sangre
con melodías que bullen
como ángeles festivos
por el andén de mi cuerpo.
Un ardor de llama en la lu...
Hace 3 horas
2 comentarios:
Pregunto:
¿Buscas la esencia del verso en una imagen que le acompañe?
Eres genial.
Mavi
Busco... pero no encuentro.
Un abrazo
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