En guantes de silencio
esperan taciturnas las huellas de la sombra
que transite la luz hacia el teclado
Susurra el diapasón casi inaudible
-por si el piano durmiese-
los cánticos del sueño que acaricien
las notas de la música que abriga
Sonidos no escuchados le contemplan,
ansiosos por sentir en sus acordes
la cima de la gloria que allí escala
Y brotan justo en medio del olvido,
fluyendo de recuerdos que se anudan
a cuerdas percutidas por sus manos
en donde la quietud vuela en lo eterno.
Manuel M. Barcia
Poema del día: "Letra humana", de María de Santa Isabel (España, 1613-1665)
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Bella pastorcica de oro,
cuyos ojos de esmeralda
desperdician finas perlas
de dos rosas sobre el nácar,
dime qué a llorar te obliga,
que la admiración ext...
Hace 2 horas
2 comentarios:
Extraordinario, Manuel.
Un poema que me ha hecho pensar.
Un abrazo grande
Felicidades
Ana
Me alegra tu presencia en estos versos, meiga.
Gracias por tus palabras.
Un beso
Manuel
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