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Tengo el alma tejida a un tatuaje.
Y tu nombre bordado
en un corazón que late desnudo
sin que se turbe el silencio en su rumor.
Un río lo recorre
con sustancia de sexo en esperanza ;
Un río que mana de mis costillas
y desemboca justo entre tus pechos.
La corriente se mueve muy despacio,
por el cauce que se pierde a sabiendas
en los poros de tu piel.
El sudor en el celo del que bebe,
desciende en tu silueta
a cualquier elección desesperada
en el hambre de la sed.
Los besos tiemblan en el agua
cuando al fin me señalas las estrellas
y asciendes en brillo jubiloso.
Y te amo.
Te amo en cuerpo y alma,
más allá del resplandor
que te ofrezco de luz y alabanza.
Manuel Martínez Barcia
Poema del día: "Bejuco silvestre en invierno", de Geoffrey Hill (Gran
Bretaña, 1932-2016)
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La vieja dicha del viajero aparece,
desnuda,
como una flor de espino
mientras el coche ingresa en la ciudad
entre borrosos pormenores…
Liana silvestre vert...
Hace 9 horas
2 comentarios:
Bellísimo poema de fervor místico amoroso. Un placer sumergirme en tus versos, Manuel.
Un beso de meiga que vuela
Ana
Más allá del resplandor, presides los mágicos momentos donde el tiempo es una instantánea repetida, de luz, de tu materia.
Gracias por llenar estos versos, Ana.
Un beso
Manuel
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