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viernes, 19 de septiembre de 2008

A LA SOMBRA DE UN CIPRÉS

*
Sin casi fe, ni asomo de esperanza.

Sin duda, transigente, pese a todo,
espero un instante de sustento
que destierre la calma tanática
de los gozos que aún frecuentan mi pulsión.

¿ Cesará la obstinada soledad
que ejercita sus actos evasivos
soñando en la muerte de mi vida ?...

Quedan los días de sexo y quimera,
las diosas, la lluvia, también su fervor,
que espera una señal aunque no llegue.

Quedan las expectativas vacías
que brotan en tormentos de ceguera
y alimentan los cauces del olvido.

Y todo al fin será sólo sequía,
sin nadie que perturbe
mi tiempo de difunto desconsuelo
a la sombra de un ciprés.

Y en las tardes sin lluvia,
préstame un sueño si tengo sed de ti.




Manuel Martínez Barcia

2 comentarios:

Ana Muela Sopeña dijo...

Como la ley del péndulo es frecuente oscilar según las mareas o la luna entre sentimientos de vida y esperanza y sentimientos de muerte y desolación. Pero siempre, el movimiento perpetuo continuo termina ofreciendo la luz y el sol a los que no desesperan. Un poema escrito con el alma, desde el fondo del alma, Manuel.

Un beso de luz
Ana

Unknown dijo...

A veces el pasado es un futuro de espejismo, Ana, y en los ojos del presente sólo habita tristeza.

Gracias por tus destellos de esperanza.


Un beso péndular

Manuel