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Las cartas del tarot me predijeron
extrañas conjunciones en abril
y un sinfín de desgracias
traídas por espíritus malignos
desde lo muy siniestro hasta lo más inerme de mi azar.
No es que crea mucho
todo lo que me augura el más allá
cuando todos los naipes
son filo de navaja en mi destino.
Por eso me adelanto de puntillas
mirando el calendario de mis calamidades
con algo de miopía y con cautela.
Tal vez la primavera desenfoque
las fechas que la médium me marcó
con arcano de muerte,
y el colgado invertido
burlándose de falsas profecías.
Y mientras averiguo si era cierto
el choque de los astros con mi sombra,
pagaré mis impuestos cada trece,
y los martes saldré de madrugada
con alguien que no crea
en mis supersticiones.
Y si el mundo se acaba,
qué puta es la ventura de mi suerte!
Manuel M. Barcia
Murmullo de la soledad
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Es tan cruel el silencio
Que por mucho
Que nacen las palabras
No puedan expresar
El sentimiento que embarga
La memoria
Un suplicio celest...
Hace 6 minutos
2 comentarios:
Me he reído al leer este poema, Manuel. Yo me jacto de racional, pero estoy lleno de gestos supersticiosos, que no sé si mantengo por halagar a los hados o de puro neurótico.
Un abrazo.
¿Y quién no ha tocado madera alguna que otra vez?...
Un abrazo, amigo
Manuel
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