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El óxido vencido del placer
palpita lentamente tu exterminio,
contraviene la luz en soledad,
te domestica.
Tan sólo tu cadáver me sostiene,
inmóvil el deseo,
destino al porvenir que desconozco.
Y un grito clandestino se levanta
mientras fluye un aullido por tus venas
con esperma sediento que te bebe,
que te unge de llanto,
te fermenta en incienso.
Porque un rito salvaje
requiere madreselva al despertar
y en su origen, rocío,
... para huir del incendio.
Manuel M. Barcia
Daniel Freidemberg. Poema IV
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*IV*
Me he visto subido al rodar de las palabras,
me he visto subido a las palabras, su speed,
afuera y adentro me he visto, y el alma
otra palabra era...
Hace 9 horas
2 comentarios:
Quizá el porvenir que desconoces sea el motor clandestino.
La resolución es genial,Manuel.
Un abrazo:
Elsa
... o un vientre respirable.
Thank you for being, Elsa.
Un beso
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