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Mi piel era sentido de mujer
y el agua que fermenta en el deseo.
De labios con ardor inextinguible
me diste ambrosía para un dios
a cambio de un poema.
¿Es lluvia el espejo de la sed?
Acaso mi temblor
no pueda escribirse con palabras,
ni ser en tu mirada goteante
océano de luz.
Tal vez fuese alabastro de Nereida
y tú tan sólo miel,
o la ninfa del fuego
que me ardía...
Manuel M. Barcia
Si alguna vez te vuelvo a ver
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Un saludo y nada más.
Después de tantos años qué decirse.
Para qué revolver las cenizas.
Eso ocurrirá un día cualquiera
cuando nos crucemos en ...
Hace 20 minutos
2 comentarios:
Sí
Un poema muy intenso
Un beso de meiga
Ana
Gracias por tu esencia de mujer en estos versos, meiga.
Un abrazo
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