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Cuando el ojo del búho
absuelve la mirada de la noche
y el viento parpadea soledad,
y cuando los testigos de mi adentro
envejecen sin nadie
los sueños milenarios de la luz,
despierto en el pasado.
Escucho aquel rumor adolescente
que del eco venía,
clamando por ser grito libertario
al sur de los tambores,
mis manos silenciosas en tu piel.
Caricia de tu voz en mi memoria,
la sangre que nos late sin edad
cosidos a la flor del almanaque,
primavera sin fin,
tú y yo en el corazón del equinoccio
y abril siempre en abril, eternamente,
dominio, seductor,
el único eslabón de nuestra imagen
mientras nos extendemos sin materia,
tu amor y mis humanas intenciones
cicatrices del labio en los sedientos,
pulsión de lo imposible
cuando besas mis besos
sin presente que quepa.
Manuel M. Barcia
La sobriedad intelectual
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Es un segundo de inocencia
Descubriendo la intelectualidad
Del grillo que canta por las noches
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Hace 2 horas
2 comentarios:
Nostalgia y belleza unidas para colarse en ese "adentro" con la sutilidad de lo que repta.
Saludos.
Es un honor tu presencia en estas humildes letras, Paloma.
Gracias por venir.
Un abrazo
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