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Del tiempo en mis ruinas concebiste
el pulso nigromante del mistral,
parásito en la herencia.
El sueño tan cercano de una niña
fue amor por descubrir,
fulgor de irrealidad tras los espejos.
Y fuimos soledades hacia el sur,
patrimonio de nadie,
sólo genes del viento,
un flujo porvenir de la memoria
y en su vientre
suicidio.
Manuel M. Barcia
La buhardilla
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Solo tiene de inquilina a la memoria, bajo los listones curvos,
hogar de la carcoma, el arcón reluce con el cenit del mediodía
cuando al ventanuco l...
Hace 1 hora
2 comentarios:
Espléndido y certero.
Besos.
Gracias por tu viento de azul mediterráneo, Paloma.
Un beso
Manuel
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