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De repente fluyó,
la música sonando en nuestra piel.
Y un arpegio silente nos cubría
con luz de amanecer,
del temblor, complaciente.
Manuel M. Barcia
La jardinera
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Penden tus encajes de la niebla rota, más atrás el aullido
que brotó de los campos sin paz, vibra el tesón de la rueca
con los alfileres de la virtu...
Hace 4 horas
2 comentarios:
PRECIOSO,muy.
elsa
No encuentro palabras, sólo mi agradecimiento sincero.
Manuel
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