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Del tiempo en mis ruinas concebiste
el pulso nigromante del mistral,
parásito en la herencia.
El sueño tan cercano de una niña
fue amor por descubrir,
fulgor de irrealidad tras los espejos.
Y fuimos soledades hacia el sur,
patrimonio de nadie,
sólo genes del viento,
un flujo porvenir de la memoria
y en su vientre
suicidio.
Manuel M. Barcia
Formas de ser feliz
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Yo con mi ropa un poco gastada,
mi modestia de siempre,
mi piso alejado del centro
y mi coche de catorce años.
Tú con tu ropa de marca,
tu eter...
Hace 1 hora
2 comentarios:
Espléndido y certero.
Besos.
Gracias por tu viento de azul mediterráneo, Paloma.
Un beso
Manuel
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